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lunes, 5 de enero de 2015

Qué tal si...?




El 2015 llegó con noticias nuevas y golpes de sorpresa totalmente inesperados. Y derivado de esas sorpresas me volví a percatar que somos resultado de decisiones que tomamos, para bien o para mal.

Reconozco que he tomado muy buenas y muy, muy malas decisiones a lo largo de mi existencia y que he tenido que aprender a vivir con las consecuencias de ellas. Y una de esas consecuencias de las que les platico me lleva a la terrible pregunta que de repente te haces respecto a eso mismo: "Qué tal si...?" Qué tal si hubiera pensado mejor las cosas? Qué tal si me hubiera quedado con él? Qué tal si hubiera dicho lo que pensaba? Qué tal si me hubiera callado y esperado a que las cosas siguieran su curso? Qué tal si no hubiera aceptado este trabajo? Qué tal si hubiera aceptado su propuesta? Qué tal si lo hubiera perdonado? Qué tal si no hubiera hecho caso a lo que me dijeron? Qué tal si no hubiera aceptado el nuevo puesto? Qué tal si...?

Creo que todos tenemos nuestros pequeños demonios guardados. Yo aprendí a convivir con los míos, porque sería muy iluso decir que los combatí y los vencí, porque no es sencillo. O quizá en el fondo no quiero combatirlos ni eliminarlos por completo porque al final son pequeños recordatorios de lo que en algún momento hice, viví, disfruté y sentí y que me hacen quien soy el día de hoy.

Yo tengo un "Qué tal si.."? en mi vida que creo me "atormentará" (no sé si precisamente es sea la palabra, porque no es que me la viva atormentada y tristeando por los rincones pero cuando me clavo a pensar en eso, es cuando los sentimientos extraños fluyen y me ganan) durante toda mi vida. No trato de pensar mucho en ello, pero retomando a las sorpresas y noticias de inicio de año que tuvieron que ver con ello, detonó totalmente el feeling de ese "tormento" (y lo vuelvo a encomillar porque no es precisamente eso pero es para que haya una idea...) y me dejó pensando muchas cosas. Me dio gusto. Me dio tristeza. Me sacó lágrimas. Me hizo gritar. Me hizo cuestionar. Me hizo recordar. Me hizo perder un poquito el rumbo. Me hizo pensar con muchísima más fuerza el "Qué tal si...?". 

Y al final, creo que el chiste de la vida es eso. Las decisiones que tomas y las consecuencias que enfrentas forman tu carácter, tu persona, tus perspectivas, tus vivencias, tus metas y todo lo que conlleva tu existencia en este mundo. Y lo que nos toca vivir es por algo, lo entendamos al cien por ciento o no.

O quizá no es así del todo... pero necesitas convencerte de que tus decisiones fueron las acertadas en ese momento y por un motivo lo suficientemente fuerte para sencillamente, poder seguir adelante.

Nos leemos pronto!