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viernes, 27 de enero de 2012

Jenga!



Bueno, la historia del título de este post viene de un tweet que se me ocurrió en la mañana, donde trataba de expresar cómo me sentí ayer en un momento del día... y de ahí empezó la idea.

Resulta que... ayer me hicieron un comentario que probablemente no era mal intencionado ni tenía el fin de hacerme sentir mal, pero así fue... tres palabras que me dejaron mal, mal plan. Como si me hubieran quitado una piececita de mí (aquí viene el ejemplo del Jenga), y en lugar de ponerla encima para controlar el impacto, la aventaron lejos, haciéndome sentir débil, a punto de derrumbarme, insegura... en fin. Ojo Remi a todo lo que da, ganas de mandar a chingar a su madre a quien me lo dijo (cosa que no hice, por respeto) y un nudo marca jumbo en el estómago que no tenía intenciones de desaparecer en un buen rato.

Ya después se me fue pasando la molestia, y una vez que llegué a casa el enojo fue conmigo misma, por permitir que palabras más, palabras menos, afectaran de tal manera mi persona. Y es ahí cuando me cae el veinte de que, aunque a veces me las doy de aparentar ser fuerte, realmente soy muy frágil, y tengo, como todos (quiero creer) demonios internos con los que hay que luchar...

Independientemente de eso, la pregunta quizá, sería... hasta dónde permitimos que comentarios de terceras personas nos afecten y nos den en la torre? porque enfrentémoslo, no somos de palo, y siempre los comentarios y todo lo que nos dicen nos llega de alguna manera, no podemos mantenernos insensibles a todo, no somos robots! el caso es... que qué 'barreras' debemos tener para no pasar por malos momentos? hasta dónde se vale 'no sentir'?

miércoles, 11 de enero de 2012

Si quieres conocer a Andrés...




Esa frase recuerdo que alguien me la decía mucho, no recuerdo quién, pero las palabras me quedaron grabadísimas… “Si quieres conocer a Andrés, vive con él un mes”. Y bueno, si resulta que tú, el que me estás leyendo, eres Andrés, pues apliquemos otra frase… onda de “Si quieres conocer a Rosalía, vive con ella treinta días”. Va? Bueno, ya van entendiendo el punto. El caso es que… el vivir con Andrés o Rosalía puede ser al principio un sueño color de rosa acompañado con una emoción tremenda que, a la larga, puede venir a darte un buen madrazo emocional si las cosas no resultan ser como tú esperas. Por qué? Ya te cuento…

No creo que todo el mundo piense igual, pero yo considero como súper válido que, si decides casarte (o huir, o juntarte, o como elijas) y quieres hacer el compromiso de compartir el resto de tu vida con alguien, podrías considerar hacer una prueba y vivir con él-ella antes, para saber qué tan compatibles pueden ser y para estar bien seguros de que el paso que van a dar es el correcto. Ya sé, ya sé, muchos otros van a pensar que nada que ver o que sin haber hecho ese pequeño ‘experimento’ su matrimonio les ha funcionado bien y que va en contra de cualquier ideología extraña que se les pueda ocurrir… pero neta, es mejor!!!

Miren, yo creo que no es lo mismo estar en una relación con alguien que no vive contigo que compartir el techo de manera permanente con tu pareja; por ejemplo, si cada quién tiene su espacio, el día que tienen un pleitazo y se mientan la madre cada dos minutos y juran que no quieren volverse a ver en la vida, pues cada quién se va a su casa y saca su coraje de la mejor forma que puedan, y hasta que uno o el otro o ambos se contenten todo vuelve a ser lindo y padre como antes. En cambio, cuando ya viven juntos, ahí tienes que aguantarte, hacerte digno, buscar soluciones, ser el madur@ para componer las cosas o de plano vivir infeliz y miserable por un buen rato… tampoco sabes si resulta que tu amorcito corazón duerme del mismo lado de la cama que tú y a la hora de la hora saber si cederás tu puesto o si él va a ceder su puesto para evitar problemas y poder dormir tranquilamente… o si a medianoche te despierta un sonido que no conocías y que precisamente está al lado tuyo (sí, tu Romeo o Julieta en cuestión ronca)… o resulta que alguno de ambos está con jeta a la hora de despertar porque necesita comer o tomar café para que el hamster comience a funcionar y poder dar los buenos días… o si antes de dormir tú prefieres ver un poco de tele y tu pareja no es partidario de ver tele a la hora de dormir porque no tolera nada de sonido para poder conciliar el sueño… o resulta que viven en un lugar con un solo baño y a los dos se les ocurre querer ir al mismo tiempo! En fin, son una serie de factores de muuuuchos que existen que a simple vista pueden ser súper equis, pero… a la larga pueden ocasionar problemas graves, eh? No crean que es invento, no por nada tengo amigas y amigos casados que me cuentan sus pesares y sus preocupaciones que, muchas veces, han radicado en esos pequeños detalles. Obvio que a la larga lo solucionan, pero… cuesta!

Y es que a poco no, mientras vives con tu familia, llega un momento en que necesitas tu espacio? Que tienes costumbres y momentos muy propios y que no te gusta que te lo invada nadie? Ahora traduce eso en adaptarte a un perfecto desconocido(a) y que además se adapte a ti! Porque obvio que no somos tan perfectos como para creer que todo lo que hagamos y digamos será lo correcto y lo que debe ser!

Te ha pasado? Has vivido experiencias ‘divertidas’ o ‘extrañas’ por eso? Ya aprendiste a conocer a Andrés… o a Rosalía?

miércoles, 4 de enero de 2012

Indiferencia



Nop, el título del día de hoy no se refiere a los propósitos que seguro durante el cuarto día del primer mes del año ya se rompieron o de plano fueron se aplazaron… como ya había comentado anteriormente, más que propósitos, tomen decisiones para que las cosas si están mal, mejoren, y si están bien, se perfeccionen! Pero en fin, este no es el tema de hoy, así que retomemos…

Ayer navegando por estos lares me topé con una nota que leí, y realmente me dejó pensando muchas, muchas cosas… resulta que en la ciudad de México un viejito estaba en el banco haciendo fila para un trámite, cuando le dio un ataque cardiaco y murió. Y no, esa no fue la noticia que me sacó de onda; lo que me dejó pasmada fue que a su alrededor no hubo nadie, NADIE, ni de los que estaban haciendo fila igual que él en el banco, ni de los trabajadores que se acercaran a ayudarlo. Vaya, sé que si es un infarto puede que no hay mucho que hacer para ayudar, pero… hacer una llamada? Tratar de acercarse a ayudarlo al momento en que se iba desplomando? Y pues nada, que la gente siguió haciendo fila, esperando su turno, sin inmutarse. Neta, en qué momento nos convertimos en robots insensibles a los que nos vale madre todo lo que pasa a nuestro alrededor, siempre que nuestro pequeño entorno no se vea afectado?

Yo entiendo perfecto que en estos últimos meses, por varias cuestiones que sabemos todos que han sucedido, ya uno es desconfiado al momento en que alguien pide ayuda, ya saben, que si a alguien se le poncha una llanta y te bajas de tu auto a ayudar, seguro te secuestran, o que a veces hay que mantener un perfil bajo para evitar que algo malo pase… pero… ash, no sé, juro que cuando leí la noticia me dio mucho coraje, me imaginé al pobre señor quejándose o convulsionándose sin que nadie se acercara a ayudarlo!! En qué nos estamos, o mejor dicho, nos convertimos?

Si así vamos… y a las generaciones que vienen les estamos dando este ejemplo en donde todo, todo a tu alrededor no debe interesarte nadita… qué clase de seres humanos estamos educando? A dónde vamos a parar o a dónde vamos a tener que llegar para darnos cuenta lo mal que estamos y lo importante que es preocuparse por los demás y ser sensibles a lo que pasa a nuestro alrededor? Que vivimos en una socieda, nos guste o no, y hay que tratar de hacerlo lo más llevadero posible para echarnos la mano entre nosotros? O de plano ya es algo imposible de pedir?

Entiendo que no vamos a resolver al mundo… pero… de verdad quiero creer que con algo se empieza, no?