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lunes, 29 de diciembre de 2014

Cerrando El Año

En Twitter hubo un HT que fue tendencia que se llamó "Resume tu año en tres palabras". Difícil, verdad? Cómo englobas en tres palabritas lo que has vivido durante trescientos sesenta y cinco días? Cómo puedes hacer un compendio de todo lo que te ha tocado pasar? Pero me aventé... y pude resumir el mío con tres palabras: Sorpresas y Coincidencias. Así de simple, así de complejo. El año vino y se fue, literal, volando, dejando muchas cosas a su paso. Buenas experiencias y malas experiencias. Y las malas no fueron tan terribles, hasta eso. Pero creo que he aprendido y la persona que inició el año no es la misma que quien lo está terminando. 

Laboralmente hablando, agarré la rienda de una responsabilidad grande que creo se ha ido llevando por buen camino. Me reencontré con personas importantes en mi vida con quien tenía rato que no había podido coincidir. Me armé de valor y coraje para decirle adiós a otras cuantas que no me hacían bien, pero no me daba cuenta. Asistí a más velorios de los que hubiera querido. Visité el hospital en varias ocasiones. Me volví a tatuar (y no, mamá, no es el último!). Viajé para correr y para visitar amigos. Fui al teatro. Fui a bodas. Obtuve más medallas que el año pasado. Conocí gente importante y valiosa que comparte conmigo intereses y aficiones en común. Terminé una relación pero gané un amigo más de por vida. Me esguincé el tobillo, lo cual me hizo conocer el dolor, la frustración y me impulsó a no rendirme. Conocí nuevos lugares. Fui a conciertos. Gasté menos en películas, pero más en ropa para correr. Rompí mis propios límites. Me impuse nuevos retos. Hice nuevos amigos (sí, a estas alturas el partido aún es posible hacerlo!) aumentando así a mi familia "no sanguínea". Leí menos libros, pero no dejé el hábito. Conservé a mis amistades y afiancé mis relaciones con ellos. Abracé más. Creo haber reído mucho más. Aprendí a tolerar más. Descubrí la otra "cara de la moneda" en varias personas lo cual fue decepcionante, pero al final fue para mi bien. Continué horneando delicias para obtener sonrisas a cambio. 

Y resumiendo... cierro un muy buen año. Y espero con ansias el que sigue. No puedo esperar a que inicie! 

Espero su año haya sido también espectacular, y se olviden (como ya les he dicho anteriormente) de hacer una lista de propósitos. Sencillamente, busquen mejorar su vida, en todos los aspectos posibles. Solo así valdrá la pena que el calendario pase a velocidad impresionante y podamos cerrarlo satisfechos. 

Feliz despedida e inicio de año! :)



miércoles, 3 de diciembre de 2014

1, 2, 3... Desencantada!





Me siento en la necesidad de contarles lo que pasa por mi cabeza porque creo que si no lo hago voy a terminar explotando en algún momento. La verdad es que ya tiene varios días que me siento desencantada y desencajada de casi todo. De lo que sucede en el país, de la actitud de mucha gente, de noticias… Y bueno, lo que remató e hizo que quisiera sencillamente expresar lo que traigo fue ni más ni menos que la muerte de Chespirito.

No, mis queridos chavitines… No vengo a dar una cátedra de la vida y obra de don Roberto Gómez Bolaños, ni mucho menos… la verdad, es que realmente estaba impactada. Y no, no tanto por su deceso (que dicho sea de paso, a mí me dio tristeza porque quien me conoce sabe que soy fan de su trabajo, las obras de teatro que pude ver, algunas películas y sus libros) aunque estoy convencida de que a mucha gente le hizo sentir “alguito”  enterarse de esa noticia… lo que me ha dejado y me sigue dejando impactada es el nivel de odio y desprecio que se estuvo manejando hacia su persona y sus personajes. La manera en que han degradado el trabajo de una persona que durante muchísimos años (y hasta la fecha) ha hecho reír a más de uno y en muchísimos países con un humor cien por ciento sano, justificando que gracias a eso somos unos ignorantes,  unos conformistas y que nos callan con una torta de jamón… en serio, gente? Llegar a culpar a un programa? un PROGRAMA!!!! que veíamos de pequeños? O ustedes qué veían en la tele cuando estaban chiquitos? Pero eso sí, cuidadito! y se te ocurre hacer el mínimo comentario favorable a su persona… casi que por tu culpa la situación del país está así y eres un inconsciente y un pinche conformista y te dejas manipular por el gobierno. De verdad, en qué momento el deceso de alguien se vuelve algo así? Y ojo, muy independiente del circo que hagan o dejen de hacer por eso lo cual, personalmente no me parece; la realidad de las cosas es que a raíz de eso y de la manera de agredir las posturas (que al final cada quién tiene derecho a pensar lo que quiera, pero de eso a mentarle la madre a alguien que no piensa lo que tú?) me pega muy fuerte la idea en la cabeza de que pareciera que es tanto el odio que nos tenemos unos y otros, que nuestro fin es acabar con nosotros mismos mutuamente.

México pareciera que es una gigantísima cubeta de cangrejos que no perdona el éxito del vecino. Que hagas o no hagas las cosas está mal, porque algún motivo se va a encontrar para criticar y para decir cosas, la mayoría de las veces, sin fundamento alguno. Dicen que las redes sociales pueden ayudar a unirnos y a buscar el fin común… pero será que lo que está en internet es realmente el reflejo de la opinión pública? Porque las redes sociales parecieran que están llenas de genios incomprendidos: en Facebook puedes toparte con intelectuales que desde un sillón buscan llamar a una revolución y Twitter es la plataforma desde donde miles de ingeniosos (y anónimos, por supuesto) se dedican en su mayoría a perder el tiempo, a agredir y crear polémica de una manera extraña. Que aclaro: hay muchísima gente que da opinión con contenido, que admiro, que agradezco habérmelos topado… pero hay otros que me pregunto de dónde fue que salieron. Será entonces que estas redes sociales reflejan lo que la mayoría de la gente opina? Me cuesta creerlo… y a juzgar por lo visto, quizá tenemos que aceptar que las redes sociales hacen mucho ruido, pero no más. O que finalmente son  solo un desahogo inútil y hasta ahí.

Pongamos otro ejemplo: la detención hace unos días de Sandino Bucio. Primero la queja generalizada y la indignación de la detención, y cómo se lo llevaron, y cómo lo golpearon y le dijeron de cosas. Yo incluida, porque no me da la pinche gana vivir en un país donde de un Chevy sin ningún tipo de escudo oficial se bajan unos tipos sin uniforme para agarrarme, llevarme detenida y de paso decirme en el inter que me van a desaparecer, violar, torturar y demás si no le bajo a mi desmadrito… dicen que gracias a las redes sociales lo liberaron y pudo reunirse con su familia. Bien. Pero en las mismas redes sociales, horas o días más tarde, empiezan a circular fotos del mismo Sandino con el rostro medio cubierto, participando en los desmanes en la marcha del 20 de noviembre, del incendio a la puerta de Palacio Nacional… y todo se da la vuelta. “Bien merecido se lo tiene, miren a su pendejito que están defendiendo, etc.” Y lo reitero, porque no conozco la historia completa: si es culpable de destruir propiedad ajena, por supuesto merece un castigo. Pero no de la forma como lo hicieron, ni de chiste. Entonces? Estamos o no estamos? Creemos en lo que circula en los medios de comunicación y en las redes sociales? Qué tanta es la certeza? Dependemos de lo que se vaya descubriendo en redes sociales o en algún medio de comunicación para definir posturas? Porque si es así, creo que nos quedaremos esperando a tomar una decisión y sostenerla.

Y sobre ese mismo incidente, la pregunta que también ronda por mi cabeza: si había tanta gente grabando la detención, por qué no hicieron montón para defenderlo? Desde que la gente tiene teléfonos celulares en vez de manos (y es real, no me dejarán mentir) ha iniciado una de las situaciones más torpes e inútiles de la historia: la bilis derramada en redes sociales y la baba derramada en el mundo real. Como dicen, a tuitazos no cambiaremos al mundo. Pero con acciones sí. Yo sé, iban armados creo esos tipos, pero… no la unión hace la fuerza? No debemos unirnos como pueblo, no solo marchando, sino actuando? No sé, me sigue desencantando mucho la situación. Y esto me lleva a otro punto: las marchas. Yo no voy en contra de que la gente alce la voz y muestre descontento y cuestione y exija, de hecho es nuestra obligación como ciudadanos, pero cada vez que hay una marcha, siempre, siempre hay gente que le da en la madre a los negocios, destruye, incendia, deja basura, grafittea… y qué positivo se ha logrado? Qué avances ha habido? Será esa la solución? O será que de plano no tenemos otra opción y el hostigamiento que sentimos solo así puede canalizarse? Qué triste, no? Por qué llegamos hasta aquí? O ya estábamos en este lugar desde hace mucho y apenas estamos abriendo los ojos? Qué nos está pasando?

Hace unos días me tocó otro detalle: fue la Clausura de los Juegos Centroamericanos aquí en Veracruz. Los atletas al entrar al estadio junto con toda su delegación estaban felices, grabando todo, grabando las luces, los aplausos… vaya! Un ambiente bonito, emocionante. A la entrada del estadio repartieron aplaudidores, que dentro tenían un foquito que al moverlo se accionaba y los iluminaba bien padre, y se veía padrísimo que la gente al ritmo de varias canciones los utilizara, de verdad se veía bien bonito el estadio. Qué pasó enseguida? Muchas personas empezaron a romperlos y a sacar el foquito de los aplaudidores para aventarlos a la cancha. Y peor, aventárselos a la gente que estaba ahí trabajando. De veras… qué necesidad? Por qué somos así? Hace poquito me topé con un escrito donde dicen que “el cambio no está en uno mismo”… en serio? Pues si el cambio no está en nosotros, tiremos basura, no? a fin que es obligación del gobierno mandar a los barrenderos. Si el cambio no empieza en uno, pues dejemos de pagar impuestos, porque el gobierno tiene la obligación de mantenernos. Si el cambio no está en mí, pues voy a manejar como me dé la gana, estacionándome en tercera y cuarta fila, y sacaré a pasear a mis perros sin levantar sus gracias, ni respetaré a mi vecino… total! Dicen que el cambio no está en mí y segurito que no debe tardar en llegar un mesías a cambiar el universo…

Así queremos un mejor país? Así queremos un México decente? El respeto pareciera que va perdiéndose un poquito cada vez, el entorno pareciera valernos gorro, y pareciera que está súper mal no pensar como los demás, o tener otra opinión... no estar de acuerdo en algo te convierte en “malo”, en “odiado”, en “ignorante”… y así pues cómo?


Luego nos preguntamos por qué las cosas van como van…