Yo no soy mamá. Antes tenía un deseo incontrolable de serlo,
pero ese deseo con el paso de los años se fue desvaneciendo un poco. Y no
es que no me gusten los niños, sino todo lo contrario. Sencillamente no se ha
dado, y no es algo que me perturbe ni me quite el sueño como podría imaginarse.
Pero sin ser mamá, debo confesarles que tengo terror de las
cosas a las que en estos tiempos tan complicados los padres interesados y con
intención de formar seres de bien tienen que enfrentarse. Neta que no la tienen nada fácil.
Desde hace días empezó a circular en la red un video llamado
“El reto del pasesito”. Mi chismosa interior obviamente corrió a ver de qué se
trataba dicho reto, recordando el “Ice Bucket Challenge” de hace algún tiempo.
Lo que vi, me dejó sorprendida. Una niña de no más de quince años nominando a
otras de sus amiguitas y amiguitos a hacer dicho reto, el cual consiste en darse
un "pasón" de cocaína, grabándose en el momento y compartiéndolo en redes
sociales.
Hasta dónde hemos llegado para que esto sea motivo de
diversión? Por qué algo así es un video con tantas reproducciones y lo peor, con tantas imitaciones? Qué ha pasado o qué se ha descompuesto entre la sociedad para llegar
a esta manera de llamar la atención? Será que los límites hacia los hijos de
los padres modernos cambiaron? Será que no les dan la atención suficiente? Será que aunque tengan hijos, no está entre sus prioridades educarlos?
Tengo muchas amigas y amigos que son papás y me consta que
han hecho un esfuerzo increíble para transmitirle los valores a sus peques, que
son mano dura cuando deben serlo y con autoridad y amor los guían por el camino
correcto. Soy testigo de que mis amigos más “antiguos” (porque no, jamás les
diría viejos, eh!) hacen hasta lo imposible por darles la atención necesaria y
no consentirlos de más en lo que piden, estableciendo límites y aprendiendo día a día el difícil oficio de ser padres.
Hace varios días, platicando con mi amiga Bere, me
comentaba: “es que Martha, me llevo a los niños al parque o a algún área de
juegos, y soy la única mamá. Todos los niños están con las niñeras, y las
niñeras con el celular, y los niños haciendo travesuras sin que nadie les diga
nada!”. Con qué atención crecerán esos niños? En qué situación ponen a los
papás que sí se ocupan y preocupan por sus hijos para tener que prepararlos para vivir en un mundo
con niños que no miden consecuencias, o peor aún, que no les importa porque
piensan que no existen tales para los actos que realizan?
Muchos años después empiezo a entender el concepto de un cuento infantil: “Niños Perdidos”. Rescatémoslos. Que el papel de padres sea llevado de la mejor manera, por el bien de todos los que vienen. No olvidemos las acciones y los valores tan sencillos y tan simples que serán la diferencia en el futuro de estos pequeños.
En verdad, yo no soy nadie para dar consejos de este tipo.
Pero hablen con sus hijos, conózcanlos, preocúpense por ellos, quiéranlos, abrácenlos,
véanlos más que a su celular, repréndanlos cuando sea necesario, no solo los usen para la foto de Facebook para luego regresarlos a que alguien más los cuide... Sean papis presentes, para que se sientan niños queridos y felices, lo cual los convertirá en adultos responsables.