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domingo, 7 de agosto de 2011

Entre leerlo y vivirlo...


La verdad es que no sabía si sería buena idea compartir esto o no, así que me tomé un poco de tiempo para pensar qué sería lo correcto... y creo que por ahora, lo adecuado es tratar de plasmar una experiencia que recién viví, para así, quizá, seguirle... entonces todo esto lo tomaré como un ejercicio mental para ayudarme un poco y quizá... solo quizá... poder continuar.

El viernes pasado fue el primero del mes, razón por la cual varios twitteros de Veracruz nos reunimos, para conocernos, para convivir, para compartir anécdotas, para vernos, vaya!!! es una tradición ya que mes a mes se va reforzando y es una convivencia súper amena, muy a gusto.

Estábamos en un café sobre la calle Martí, en la esquina de Heriberto Jara, en la parte de afuera (somos muchos, realmente es complicado encontrar un lugar adecuado para que quepamos a veces!) y desde las 7.30 empezamos a llegar; el resultado fue súper padre porque llegó mucha gente, algunos viejos conocidos, otros que apenas se atrevieron a reunirse en vivo para compartir un rato, y vaya... todo iba bien.

La pesadilla (cómo le llamo? la verdad no tengo idea de cómo decirlo) fue alrededor de las 9, 9.30  de la noche, quizá. Ya había pagado mi cuenta, ya estaba todo listo para que nos fuéramos de ahí (mi amiga Mariana se venía conmigo, porque su casa me queda de paso) pero entre charla y fotos, no terminábamos de despedirnos como se debía.

Y de repente... todo sucedió en un instante. En un ratito del cual no tengo noción total porque hay cosas de las cuales no me puedo acordar. Sonido de ametralladoras. Clarito y muy cerca. En segundos corrí, junto con todos, entramos al restaurant, y nos tiramos al piso (acción por la cual hasta el día de hoy mis rodillas me mientan la madre.) La gente que estaba adentro al vernos reaccionaron de la misma forma, tirando mesas, sillas y no sé si algo más. Gritaron que nos subiéramos al segundo nivel, y en automático lo hicimos. Una vez arriba trataba de ordenar ideas, pero no pensaba nada. Atiné a marcarle a mi mamá para avisarle, porque si escuchaba algo y no sabía de mí, seguro no estaría tranquila, por lo cual decidí reportarme. Rostros asustados, trataba de contar a mis amigos, con quienes compartía la mesa hacía unos instantes, pero hasta los números me fallaban. Pensé en mi familia, en mis hermanos que están lejos, en mis amigos, y seguramente pensé en más cosas, pero que al tratar de recordarlas, se desvanecen... En el café creo recordar que pusieron la música más alta, que la dueña nos ofrecía vasos de agua o cualquier cosa que necesitáramos... yo solo quería, obviamente, estar en casa.

Luego de un ratito que me pareció muy largo, y tratando de calmarme, y ya cuando al parecer las cosas estaban menos tensas, nos fuimos. Del camino recuerdo que platiqué con Mariana, que creo que, tanto ella como yo rezábamos para que en el trayecto no nos topáramos con nada extraño y, al mismo tiempo, que los kilómetros de distancia del café a nuestras casas disminuyeran para estar ahí pronto. Llegué a su casa, me despedí con un abrazo, dejé que entrara, y llegué a casa. No podía abrir la puerta de mi casa (háganme el favor!) y luego de varios intentos lo logré, y entré. Subí al cuarto de mi mamá, que ya me estaba esperando.... y solo atiné a abrazarla y llorar y llorar y llorar...

A partir de ahí, creo que una parte de mí se asustó tanto, que huyó por un ratito hasta que las cosas dejen de ser tan complicadas. Pensé que ya al día siguiente estaría bien, pero descubrí que no. Que si me abrazan, me dan ganas de llorar. Y lo comprobé el sábado a la hora de la comida cuando una de mis tías lo hizo y sin querer, comencé a llorar de nuevo. También comprobé que no quiero salir. Que no quiero estar en la calle. Que se me quiebra la voz más seguido de lo que yo quisiera. Que traigo un sentimiento atorado que no sé en qué momento es que va a salir. Que sé que pierdo mi tiempo si me pongo echar culpas a alguien. Que no me siento segura. Que quiero a mi Veracruz como era antes. Que no tolero que diariamente haya hasta 5 ó 6 balaceras en un día. Que no me gusta sentirme así, pero no puedo evitarlo. Que me asusta que los periódicos se llenen de esquelas de gente que estuvieron a dos cuadras donde estaba yo, y que 'les tocó'. Que me siento sumamente frágil.

Ya tiene rato que leer de estos sucesos es del diario, que avisamos a nuestros conocidos de las noticias de las cuales nos enteramos para estar alertas, para quedarte en casa, para que lo tomen en cuenta... pero ya estar ahí... es una historia totalmente distinta. Y es algo que no le deseo a nadie, pero que lamentablemente, estando como está la situación... no puedo asegurar que a nadie de los míos le va a tocar vivirlo...

Creo que mi temor más grande es que las cosas no vuelvan a ser como antes... tanto en mi ciudad, como en mi persona. Cuándo va a desaparecer esta sensación extraña que desde el viernes en la noche empecé a sentir y se rehúsa a abandonarme? Espero que pronto...

4 comentarios:

  1. Fue un momento muy complicado Cute, pero ya nos sentiremos y estaremos mejor.... y la Ciudad también.

    Tranqui, te dejo un abrazo apretado.

    Val.

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  2. Amiga! yo también pido y rezo para que nuestro Veracruz vuelva a ser el mismo de antes...desgraciadamente a todos nos han tocado cerca los acontecimientos, lo importante es no hacernos presa del miedo y estar alertas.
    Te mando un besote y espero vernos pronto!
    LuCe*

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  3. Vaya si fue terrible. No imagino siquiera lo que viviste, pero si algo te hubiera pasado, yo me sentiría muy triste, con un el corazón destruido en mil pedazos, pues hay un cariño muy especial que siento por ti a pesar de no verte hace más de dos años. Creo que todo va a cambiar, pero deben empezar por ustedes mismos... ¿Cómo?... Tomen las casas como punto de reunión y ahí empiecen nuevas rutinas. No será lo mismo, pero tampoco deben esconderse en un 100% porque de lo contrario, le darán el control total al miedo. Todo va a cambiar. Denuncien, vivan. Esa experiencia ya ha pasado, ahora debes llorar un poco más, el susto no fue para menos, pero esta misma semana empiecen por los amigos más allegados, en casa de alguien y como a la antigua: decir en donde estarán y la ruta que tomaran camino de regreso. Sean valientes, muestren el carácter de querer vivir. Si ahora mismo se rinden, todo acabara y no se trata de eso. No le den la espalda a la vida. Lo importante es que aquellos que se reúnen más continuamente, no dejen de hacerlo. Martuchita, te quiero mucho en verdad :)

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  4. No fue para tanto no exageres

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