De un tiempo para acá, he estado pensando en el hecho de que todas las personas que habitan este planeta cuentan con un chip o con ‘algo’ que les hace señas o les avisa o les da toques o los noquea cuando se topan con el amor de su vida. Un pequeñísimo mecanismo que les dice: “no l@ dejes ir!!!!!” y así es como las historias de amor empiezan, y se van dando y más o menos siguen con el ‘vivieron felices para siempre’ en una realidad alterna sin castillos ni reinados ni caballos blancos.
Estoy empezando a creer seriamente que yo carezco de ese chip, de ese botón, de ese ‘algo’ que te informa que te has topado de frente con alguien con quien vale la pena compartir tu tiempo y parte de tu vida, o que de plano se fundió por intentar utilizarlo en demasiadas ocasiones, o de plano se echó a perder por todo lo contrario, o sea, porque no le daba el uso adecuado. O de plano el aviso no me llega a tiempo al cerebro y cuando me da por reaccionar, ya es demasiado tarde…
Cuántos de nosotr@s no hemos dejado ir a gente realmente valiosa por motivos que, pensados mucho tiempo después, son de lo más tontos? Cuántas veces nos dejamos llevar por lo que los demás decían o por lo que los cuentos nos han hecho creer a través del tiempo, para más tarde darte de topes en la pared porque no seguiste a tu corazón y pensaste que las voces externas tenían más razón que tú? Digo, es totalmente válido pedir opiniones y escuchar comentarios externos a lo que tú piensas, pero basar en eso tus decisiones? Que bueno, si sigo en este caminito vamos a llegar a un punto de mini-discusión: se dice que cuando te enamoras o te emocionas o te llegan las mariposas en el estómago no puedes ver con claridad ni con realismo las cosas, entonces de vez en cuando hacen falta señales externas para saber si la estamos regando o si vamos por buen camino. Que sea lo que sea, si es mala experiencia pues (se supone) algo te dejará de aprendizaje, y si es buena experiencia pues tendrás tu final feliz… pero el punto es… hasta qué punto?
Y el rollo es que si te pones del lado de la persona que da el consejo o la opinión… luego es bien complicado incluso considerar el hecho de que tu voz se oiga, porque si no es lo que nuestro interlocutor quiere oír precisamente… seguro se enojan contigo, te reclaman, y ya valiste.
Definitivamente yo me sigo quedando con la idea de que se vale pedir opiniones, pero al final tú debes tomar una decisión en base a lo que sientes, a lo que vives, a lo que ves, a lo que experimentas… porque nadie, NADIE puede saber la totalidad y/o realidad de una situación si no la está viviendo, por mucho que cuentes, por mucho que compartas… ese feeling es único! Y esa decisión puede ser ayudada con ese botón que yo insisto que tengo perdido o fundido, o de plano me lo robaron, así que… úsalo y hazle caso! Que te puede salvar de muchos golpazos innecesarios en el corazón.
Nos leemos pronto!